Por Augusto Rodríguez
Pienso que el año 2009 fue un año desigual, comparado a otros años, con respecto a la literatura ecuatoriana. Es muy difícil enumerar los libros leídos. Pero menciono algunas gratas lecturas: La antología Mordiendo el frío y otros poemas del poeta quiteño Edwin Madrid, Isadora de la poeta quiteña Rocío Soria R., Limalla Babélica del poeta y ensayista quiteño César Eduardo Carrión, Maleta de mano del poeta radicado en Francia, Ramiro Oviedo; el poemario Construcción del vacío del poeta y ensayista Juan Secaira, El libro del barrio del investigador y poeta guayaquileño Fernando Iturburu, Trayecto cero (ganadores del I concurso de poesía) del Taller Cultural Retorno.
Bloody city del poeta manabita Alexis Cuzme, el libro de cuentos El aullido de las moscas del joven narrador y fotógrafo guayaquileño José Núñez del Arco, Qué risa, todos lloraban del narrador Huilo Ruales; Ahí los vidrios de Alfredo Pérez Bermúdez, la antología poética de la fallecida poeta guayaquileña Carolina Patiño y la importante antología publicada en Estados Unidos, Tapestry of the Sun (an Anthology of Ecuadorian Poetry) editado por el poeta guayaquileño Fernando Iturburu y el traductor norteamericano Alexis Levitin.
Acaban de ser publicados el último poemario de la poeta guayaquileña Carolina Portaluppi, una novela de la narradora guayaquileña Carolina Andrade o la primera novela del narrador manabita Juan Fernando Andrade, entre otros libros. Bienvenido año 2010.
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