Por Augusto Rodríguez
Prolífico novelista
La primera vez que escuché y supe sobre la existencia de este autor ecuatoriano fue a través de sus cuentos de ciencia ficción del libro Profundo en la galaxia, donde un muy animado y estimado profesor y posteriormente amigo llamado Erwin Buendía (+) -tal vez uno de sus mejores lectores- nos narraba en un curso especial sobre ciencia ficción ecuatoriana e internacional, las peripecias de estos relatos. Sobre sus alcances, sus búsquedas y aciertos, y como de algun modo u otro, Santiago Páez (Quito, 1958), era ya un autor de culto y de incesantes lecturas en pequeños grupos de lectores alrededor del país.
Desde ese entonces siempre tuve curiosidad por saber y por conocer un poco más sobre la literatura y la vida de este autor ecuatoriano tan enigmático. Ya al conocerlo posteriormente me doy cuenta que estamos a un gran escritor pero humilde y trabajador; un hombre sin poses, sin máscaras y sin “laureles” estúpidos, tan clásicos en nuestro país.
A Santiago Páez no le interesa ser patriarca de nada, ni dueño de fincas en la literatura, ni que lo vendan como producto de marketing, ni andar ganando premios de novelas que nunca se publicarán; hay que ser claro: a Santiago Páez sólo le interesa escribir buenas novelas, con personajes creíbles, con historias creíbles pero sobre todo con la imperiosidad necesidad de narrar y crear desde la imaginación más pura y profunda. Repito su gran territorio es la imaginación en la mejor literatura.
Pirata viejo es la última novela de este incansable y prolífico novelista, el más caudaloso de su generación. Ha publicado nueve novelas, un libro de cuentos y un relato infantil. Su obra se caracteriza por una búsqueda incesante en cuanto a temas e historias a la hora de escribir.
Ha creado narraciones de ciencia ficción, policiales, históricas y con esta obra (Pirata viejo) incursiona en el relato -novela corta- humorístico. Su tetralogía novelística Crónicas del Breve Reino, publicada el año pasado, ha sido considerada por la crítica ecuatoriana como el proyecto literario más ambicioso de los últimos tiempos en el Ecuador.
Entre sus obras destacadas encontramos por ejemplo: Profundo en la galaxia (1994, cuento), La reina mora (1997, novela), Condena Madre (2000, novela), Crónicas del Breve Reino (2006, novela).
El lobo viejo y la presa no tan ingenua
Conociendo de antemano la obra de Santiago Páez, podría decir que esta novela corta Pirata viejo es un nuevo reto que el autor se ha trazado en su propio trabajo y que ha salido muy bien librado. Pirata viejo es una divertida historia de un gigoló aristocrático y ya maduro (Félix Garzón y Polanco) que ha subsistido engañando a mujeres y sacándole las últimas monedas para su beneficio personal.
Pero se da cuenta que a estas alturas de su vida, y ya un poco anciano y viendo que el cuerpo no desea más batallas; piensa y siente que se la tiene que jugar al todo o nada y así se lanza al que sería su última gran empresa de seducción.
Por otro lado, encontramos a su presa (Lindsay) que es una mujer viuda, de gran contextura gruesa, amante del color fucsia y de los viajes, que sólo quiere olvidar a su difunto esposo, y a costas de su reciente herencia, desea con los ojos cerrados irse a la aventura de recorrer el país y tal vez echarse sus últimas canas al aire.
La historia se inicia con Félix Garzón y Polanco que vive en un pequeño cuarto en una pensión de mala muerte, sin dinero, condenado a la miseria y al abandono. Es un aristócrata venido a menos.
Sus últimas esperanzas son las cartas y los telegramas que publica en los diarios locales, con el sueño de que alguna viuda o millonaria lo saque de su pobreza, a cambio de un poco de compañía, amor y fidelidad. Y en este caso, al parecer la campana de la suerte sonó.
Una viuda le escribe un telegrama desde Ibarra diciéndole que la vaya a visitar para irse de viaje por el país. Garzón y Polanco con su único traje y con dos pastillas de Viagra en el bolsillo del pantalón, se enrumba a Ibarra, con la esperanza de encontrar en Lindsay la vía de escape para su bienestar personal, económico y sentimental.
Ella lo recibe de la mejor manera en su hogar y decide viajar con Garzón y Polanco como su chofer personal por la ciudad de Quito y posteriormente por muchos rincones y ciudades de nuestro Ecuador… (el resto queda a la imaginación de los lectores).
Sin duda, Pirata viejo es una novela que se lee de un sólo tirón, está narrada con una gran dosis de humor, de velocidad, pero sobre todo con una gran ternura. Estoy seguro que muchos lectores disfrutarán de esta historia, que repito está muy bien narrada, por personajes creíbles, entretenidos, cotidianos.
Y estoy seguro que el desenlace para muchos no será el típico final feliz, pues los invito a subirse a este carro que manejará Félix Garzón y Polanco en compañía de Lindsay por el Ecuador entero. Les prometo que no se dormirán en el camino, todo lo contrario, se reirán como muy pocas veces lo han hecho en sus vidas.
Para terminar esta breve reseña de Pirata viejo de Santiago Páez sólo quiero transcribir su Advertencia inicial:
“Los personajes imaginarios de esta novela existen, caminan nuestras calles, beben café en mesas cercanas a las que ocupamos en los restaurantes y suspiran en la oscuridad, tras nuestras butacas, en los cines. A veces, nos ven andar o beber café, y en ocasiones nos han escuchado suspirar en los cines. Ellos suponen que nosotros somos los personajes imaginarios”.
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