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Entrevista al escritor guayaquileño Leonardo Valencia


Por Siomara España


Leonardo Valencia, escritor guayaquileño es uno más de los ecuatorianos que salió de su patria en busca de nuevos horizontes. Hoy por hoy está pisando fuerte entre los círculos literarios de España. Su talante narrativo se va consolidando cada vez con más bríos, así lo corrobora la excelente critica que ha recibido su obra literaria en el país ibérico. Valencia se doctoró en la universidad autónoma de Barcelona y reside en esa misma ciudad desde 1998. Con varios títulos a su haber como La luna nómada, El desterrado, El libro flotante de Caytran Dolphin, El Síndrome de Falcón, ahora nos trae una nueva novela Kazbek que ha merecido importante crítica en España así Fernando Castanedo de El País dice: “…La sencillez de esta trama, sin embargo, esconde una notable sofisticación. Y es que Kazbek, al mismo tiempo que narra la elaboración del encargo, lo contiene con delicadeza... lo defiende con sensibilidad y sabiduría Leonardo Valencia en esta exquisita novela”


¿Por qué y para qué escribe Leonardo Valencia?
Para descubrir. La escritura no es sencillamente hacer un informe de algo que uno va imaginado, sino un viaje que nos invita a un camino hacia algo que desconocemos, para descubrir perspectivas diferentes de lo que hemos vivido o sobre lo que nos rodea.

¿Qué has descubierto en ese camino, en el recorrido de ese universo literario?
He descubierto de la literatura que es un arte muy exigente, que no puedes traicionar sino dar un aporte de algo que el mismo autor desconoce, de esto saben más los poetas, por eso de las voces, (llamado interior) en cambio, en la narrativa eso de que el escritor no puede controlar lo que escribe no lo comparto mucho, hay mucho oficio en el arte de narrar, hay que cuidar lo que se escribe. La literatura es un arte que va más allá del mismo escritor, algo así como lo que Cortázar decía “la veteranía del escritor está en no traicionarse”. No traicionar esa voz que decía Octavio Paz que a veces aparece y que nos invita a un camino que desconocemos.

Si como o bien dices la Literatura es un camino que no conocemos, o identificamos en ocasiones, ¿Como descubriste tu vocación literaria?
Leyendo y escribiendo poesía, poco a poco me di cuenta que me interesaba la narrativa, pero no niego que fue un acercamiento con miedo pero indudablemente que fue un impulso desde el hecho de leer, En el fondo uno descubre que el acto de escribir es un poco imitar aquello que te gusta.

¿Cuáles son tus referentes a la hora de escribir?
Varios, tengo varios referentes, pero hay autores fundamentales, como es el caso de Thomas Mann. También Pablo Palacio, Henry James, Ernest Heminguey. Tonio Kröger de Thomas Mann es una novela que me parece fantástica recuerdo que en España se hizo una encuesta sobre 100 escritores claves y yo precisamente mencioné a Tonio Kröger, porque tiene una variedad de registros impresionantes siempre me fascinó Thomas Mann, me declaro un gran admirador de su obra.

Y en el panorama local - Ecuador- ¿Qué obras consideras sobresalientes o importantes?
Hay autores muy importantes pero esto según el criterio que uno elige, yo particularmente tengo cuatro autores que me han nutrido, Pablo Palacio que me parece un gran autor, Juan Montalvo en los ensayos y en los “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes”, a José de la Cuadra que es un autor fundamental con sus cuentos, también la poesía y la enigmática figura de Alfredo Gangotena, que es un poeta de aliento impresionante, me encanta esa densidad de su obra, su dramatismo, la profundidad de sus versos me parecen magistrales así que siempre vuelvo a los mismos autores, también debo decir que leo, leo mucha, pero mucha poesía. Me parece también que hay que releer la poesía de Escudero y los ensayos de él sobre poesía que son espectaculares, otro de los grandes que vale la pena volver a mirar es Carlos Eduardo Jaramillo y una poeta que igualmente me gusta, la cuencana Sara Vanegas.

Se dice que siempre se vuelve a la relectura de ciertas obras clásicas, y ciertos autores que cumplen en algunos casos una suerte de paradigmas literario ya nos hablaste de Thomas Mann, aparte de éste, ¿Cuales obras y autores atesoras en tu biblioteca?
Esto es realmente interesante, pues yo soy un narrador pero me interesa, y siempre vuelvo, una y otra vez a la poesía por ejemplo a la poética de Roberto Juarroz, Igualmente al “Cuarteto de Alejandría” del británico Lawrence Durrell, y aunque suene repetitivo El Quijote, que definitivamente es un libro fundamental. Estos son los autores y obras a los que siempre vuelvo.

Dices disfrutar mucho de la lectura de poesía, dentro de tu último ensayo el Síndrome de Falcón incluyes textos poéticos. ¿Cuál es para ti la diferencia entre uno y otro proceso creativo?
La poesía tiende a condensarse en un instante complejo, salvo los poemas de largo aliento y también en el caso del cuento. La novela es otra dinámica, es diferente, ella te exige sostener algo durante mucho tiempo cinco meses, un año, quizá varios, en el ensayo en cambio es una visión muy personal, es un proceso reflexivo, es un intento, una aproximación, por eso es para mi muy importante que haya un placer, me interesa ver el ensayo como una forma creativa, con notas al pie de pagina, un trabajo muy bien cuidado, y hay otra cosa que también es muy importante para mi, que dentro de la prosa narrativa, haya como vasos comunicantes, que haya ritmo dentro de ella. El ensayo argumenta con reflexiones que tienen que ser muy estéticas.

¿Qué necesita Leonardo Valencia para poder escribir? me refiero a manías, estado de ánimo, etc
Básicamente me gusta escribir en las mañanas me gustan los silencios no tener interrupciones. Tengo eso si la manía de los cuadernos, llevo dos siempre, en uno voy anotando sobre como va el avance del trabajo y en el otro va el proceso de la escritura, todo esto siempre a mano, me gusta ese como ritmo, ese baile de la pluma al momento de escribir. Juan José Saer dijo acerca del hecho de escribir: “Cuando tu escribes a mano todo el cuerpo esta volcado al hecho de escribir” cuando escribes a mano, te reconcentras, con la escritura a mano estas como tatuando no escribes en el papel sino es en el cerebro que es realmente dónde vas tatuando imágenes. El primer borrador lo necesito a mano, luego lo paso al computador, imprimo y empiezo a corregir.

¿Qué opinión te merecen los concursos literarios?
Depende de que concursos, En España los de las grandes editoriales son arreglados prácticamente todos, es un desperdicio que un joven autor de Ecuador o desde algún país de América Latina gaste dinero en enviar sus obras a grandes editoriales por que ese libro, jamás llegará a manos del jurado, es un absurdo mandar obras a ese tipo de concursos literarios. Yo les sugiero algo más sencillo, envíen sus textos a pequeñas revistas y periódicos no se preocupen por grandes ediciones, grandes tirajes, tengan esa distancia de verse publicado en estos medios para que ganen un lectura mas sobre lo que escriben y eso es una experiencia que resultará satisfactoria.

Diriges talleres literarios en España ¿qué satisfacciones te ha dado esta experiencia y cuál es tu nivel de exigencia a los alumnos de estos talleres literarios?
Primero: aprender y luego desobedecer, lo que menos me interesa es que sean escuelas de escritores que siguen al escritor, y esa es mi gran critica a los talleres sobre todo de cómo se manejan en Guayaquil, mas bien hago que tenga cada cual distintos procesos de escritura que ni siquiera intenten parecerse a lo que yo escribo no generar dependencia que estén máximo un año y después adiós, me parece terrible la dependencia pues resulta que hay gente que no escribe si no está en el taller.

¿El escritor nace o se hace?
Ambas cosas. El escritor que nace necesita ir corrigiendo páginas, tiene que ir haciéndose en el camino, cada vez creo más que se hace, cada vez me convenzo más de eso.

Un consejo a los jóvenes que empiezan a caminar por los caminos de la literatura y para los ecuatorianos que se encuentran fuera de su país.
A los que empiezan les doy el consejo que dio Stendal: en Vida de Henry Brulard “Si a mi me hubieran recomendado escribir dos horas todos los días no hubiera perdido tontamente diez años esperando la inspiración”, no significa que esas dos horas sean de creación quizá la primera hora no haces nada, es el ocio creativo pero empiezas a estar en función de que vas a escribir, esa segunda hora entonces la ganaras bien, hay que sentarse a escribir, en la mente la escritura es maravillosa, pero lo importante es lo que se pase al papel, la escritura no es previa, se produce a la hora de escribir descubres lo que vas realmente a decir. Para los ecuatorianos que por una u otra razón se encuentran lejos de la patria que donde estén siempre dejen huella, que se sientan orgullosos de quiénes son y de donde vienen.

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