
Por Augusto Rodríguez
Pienso que el 2008 fue un año positivo en la literatura ecuatoriana. Destaco en poesía: Dos encendidos, publicado en Venezuela, de Aleyda Quevedo Rojas; Siete veces siete de Fernando Cazón Vera, Cuerpos guardados de Maritza Cino Alvear, Boca a boca de Ramiro Oviedo, Agenda pagana de Pablo Yépez Maldonado y Taller de luz de Diego Velasco Andrade.
Entre los más jóvenes los siguientes poemarios: Pirografías de César Eduardo Carrión, Alivio demente de Siomara España, Del acabose (antología imaginaria) de Javier Lara Santos, Con plexo de culpa de Dina Bellrham, El cuerpo del hijo de Rocío Soria R., Te suicida (libro póstumo) de Carolina Patiño, Fractales de los Talleres de Literatura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Todos los cadáveres soy yo de Cristian Avecillas, Que mi alma se la lleve el diablo de Rafael Méndez Meneses y Gimen de amor los muertos de Ernesto Intriago.
En ensayo: El síndrome de Falcón de Leonardo Valencia, Itinerarios de Santiago Páez y Habitada ausencia (historia y poética en la poesía de Javier Ponce) de César Eduardo Carrión.
En narrativa: Cuentos clandestinos de Iván Carrasco Montesinos, ecuatoriano radicado en España desde el año 1973. La muerte es un pretexto de Hugo Morales Guaillas, la tercera edición de Atacames tonic de Esteban Michelena y la novela finalista del Premio Internacional Planeta-Casamérica, La casa del desván de Modesto Ponce.
Las antologías: 10/80 veneno para poetas de K-Oz editorial, La voz habitada (siete poetas ecuatorianos frente a un nuevo siglo), 13 poetas ecuatorianos, antología publicada en Venezuela, por la poeta Aleyda Quevedo Rojas; Poesía Viva número 1 de Fernando Cazón Vera publicado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, Poesía Viva de Sonia Manzano (editado por la misma Casa de la Cultura) y la antología personal Rumor de inventario de Fernando Iturburu. Bienvenido año 2009.
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