Luis Alberto Bravo obtiene Primera Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade

Por Augusto Rodríguez
Hace algunas semanas hablé sobre el segundo e inédito poemario de Luis Alberto Bravo-Milagro, 1979- (su primer libro está por publicarse) denominado Antropología Pop (para árboles epilépticos) y desde esa ocasión ya pronostiqué que este poemario no iba a pasar desapercibido. Luis Alberto Bravo quedó Primera Mención en el Concurso Nacional de Poesía "César Dávila Andrade" por su libro antes mencionado. El ganador fue el poeta quiteño Cristian Avecillas con el libro Ecce Homo II. Las otras dos menciones fueron para los libros Jardín de arena del poeta cuencano Cristóbal Zapata y Limalla babélica del poeta quiteño César Eduardo Carrión. Siempre nos preguntamos para qué sirven los concursos en un medio literario como el ecuatoriano que tiende a fabricarse mitos y a desconfiar hasta de su sombra. Lo que ahora importa es que se ha reconocido a un poeta que no anda en la parafernalia, ni ligado a instituciones, ni a grupos de poder. Es un poeta que no pregona en las plazas/ ni se vende en mercados a la moda/ que no escribe con saliva, con bencina, con muecas/ ni con el pobre humor de los que quieren solo llamar la atención, como diría el poeta chileno Jorge Teillier. Este es la tercera mención de honor que recibe el escritor e integrante del grupo cultural Buseta de papel. Leer al poeta Luis Alberto Bravo es enfrentarse a un poeta de múltiples lecturas, a un conocedor de arte visual, a un cinéfilo y a un amante del jazz. Los invito a seguir leyendo algunos poemas más de este destacado poeta ecuatoriano:
Los hoteles gordos
A René Char
Los hoteles del centro valen siete;
Los de la Alborada valen doce;
Los que hay en el camino valen once;
Y conozco uno que vale trece.
Fuimos a uno que vale siete:
Y cuando se tumbó a la cama yo le dije:
Arbolito, diente de ajo, helado, caballito de mar, vaginita roja, paseíto naranja (en volkswagen azul: ¡tu volkswagen azul!)…
—Y mientras algo suena: Enmascara nuestras voces—
Las gentes de espaldas desembarcan en los hoteles y los engordan.
(Suben escaleras, escaleritas)
Duermo para
que
ella duerma.
Aunque…
ya es la hora en su dedo.
El sueño
Y cuando tú no estás
Sueño que duermo
sueño que sueño
Paul Eluard
El sueño…
Baile que se baila sobre la liebre,
donde pone música el desiderátum,
donde los long play’s son hojas de otro tiempo.
Y el sueño
del sueño
en el sueño
es la enfermedad del pétalo de la vida
donde el hongo blanco y los ferrocarriles se descomponen.
Jazz
A Jack Kerouac
1
Un perro me reconoce:
“En la otra vida —parece decirme—
yo solía orinar en ti”.
2
Todos esos pájaros
—menos uno—
estaban ayer.
3
Un campanazo
de agua y las ranas
a la escuela.
4
El espanto de los peces
—como me dijo en la noche—;
ese ruido se repite bajo los puentes.
5
Un budista zen
te recorre el brazo:
Ya es hormiga.
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