Ya circula el libro póstumo Te suicida de Carolina Patiño. Va con 4 interesantes análisis y estudios de su obra literaria, por parte de los escritores ecuatorianos Sonia Manzano, Fernando Cazón Vera, Fernando Nieto Cadena y Aleyda Quevedo. Es el primer número del CEN publicaciones. Lugares de venta: Librerías Científica, El Ángel Guardián del Policentro, La Librería del Malecón y Mr. Books (Guayaquil) y próximamente en Libri Mundi (Quito).
Dos fragmentos:
En Te suicida donde está la poesía verdadera. Ahí se dibuja misteriosamente eso de nacer y vivir dolorosamente la infancia, para luego en la adolescencia apasionada y desencantadamente llegar a los puñales sangrientos de la desilusión total, la desidia que quema, el desamor que marca, la locura latente, y esperando en el ahogo de la cotidianeidad, llegar un día a la certeza de la muerte. La muerte como una luz terrible que se ama y se busca con la misma intensidad que se busca el amor.
Aleyda Quevedo
Quito, Ecuador
En los versos de Carolina, apenas arribada a los veinte años, hay una conciencia de sí misma que confirma la conseja nietzscheana de lo demasiado humano que podemos llegar a ser los poetas aunque no estemos preparados o dispuestos para asumirlo y soportarlo. El mejor recuerdo, la mejor memoria que podemos guardar de ella es leerla. Compartir su voz en desasosiego que nos restriega la intensidad de su insaciable amor por la vida, amor que la condujo a la prueba mayor para no comprometerse con nuestra diaria desintegración y descomposición de la muerte que vivimos tan desolada y convulsivamente. Que su precoz adiós no haya sido en vano.
Dos fragmentos:
En Te suicida donde está la poesía verdadera. Ahí se dibuja misteriosamente eso de nacer y vivir dolorosamente la infancia, para luego en la adolescencia apasionada y desencantadamente llegar a los puñales sangrientos de la desilusión total, la desidia que quema, el desamor que marca, la locura latente, y esperando en el ahogo de la cotidianeidad, llegar un día a la certeza de la muerte. La muerte como una luz terrible que se ama y se busca con la misma intensidad que se busca el amor.
Aleyda Quevedo
Quito, Ecuador
En los versos de Carolina, apenas arribada a los veinte años, hay una conciencia de sí misma que confirma la conseja nietzscheana de lo demasiado humano que podemos llegar a ser los poetas aunque no estemos preparados o dispuestos para asumirlo y soportarlo. El mejor recuerdo, la mejor memoria que podemos guardar de ella es leerla. Compartir su voz en desasosiego que nos restriega la intensidad de su insaciable amor por la vida, amor que la condujo a la prueba mayor para no comprometerse con nuestra diaria desintegración y descomposición de la muerte que vivimos tan desolada y convulsivamente. Que su precoz adiós no haya sido en vano.
Fernando Nieto Cadena
Villahermosa, Tabasco, México
Villahermosa, Tabasco, México
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