Por Sonia Manzano La poesía, como un arma que dispara hacia la cabeza de su propio creador para hacer que ésta se doblegue sobre un promontorio de imágenes fuertes, abruptas, para dentro de la razón lógica, pero literariamente convincentes para la razón poética que principalmente se alimenta de irracionalidades provenientes de la bestia que habita dentro del animal poético, es un fenómeno que se presenta recurrente en Matar a la bestia , poemario de Augusto Rodríguez (Guayaquil, 1979). Matar a la bestia. Poemario cuyo título es una tácita invitación a emprender una cacería que solo puede concluir cuando el sujeto lírico exhiba su yo sangrante sobre su particular poética, es un afilado registro de las veces en las que, fallida o exitosamente, el poeta ha atentado contra su integridad psíquica, autoagresiones que son verbalizadas a través de versos irreverentes, pero provistos de literaturidad cualitativa. “Bórrame con tus sobacos, ládrame con tu sexo, Mata a la bestia que me habita y s...