Por Fernando Nieto Cadena Hace un año, más o menos, al revisar por internet los diarios de Ecuador, me enteré que en Guayaquil había un grupo de escritores jóvenes que realizaba una serie de eventos para darse a conocer. Después, por culpa de Fernando Itúrburu, inicié diversos contactos con algunos de los integrantes de Buseta de papel , sobre todo con Augusto Rodríguez y un poco menos con Miguel Antonio Chávez. Hace unos meses Augusto me pasa un archivo con su poemario Cantos contra un dinosaurio ebrio , que leí como si se tratara de reconstruir unos cuantos puentes levadizos entre aquellos que fuimos y seguimos siendo y quienes ahora son y buscan ser y hacer mucho más de lo que nosotros pudimos, no quisimos o supimos hacer. La primera lectura me condujo a un callejón sin salida por lo que debí repasar y releer con menos calentura emocional el poemario para pretender un acercamiento con algún grado de certeza que, sin dejar la subjeti...