
(Guayaquil, 1957) Ha publicado los poemarios: Muchacho majadero, No pudimos mirarla de manera distinta, Los lugares maliciosos. En su poesía se respira la ironía, el sarcasmo y sobre todo el humor. Su obra poética es a ratos desconocida para una gran mayoría de lectores, pero Morán es sin duda, uno de nuestros poetas más valiosos.
que andas entre nubes,
si no tengo ni un centavo
para ir este domingo
al partido de Barcelona y Emelec,
ni una casa con garaje,
ni amigos con dinero,
ni nada,
será porque tú no lo quieres
pero me voy al diablo cuando puedo,
como si tú no existieras.
Y si te enfureces
conviérteme
en sapo o en lo que quieras.
No hay problema.
Padre nuestro que estás en los cielos
decididamente
no eres más que un farsante.
Nosotros aquí,
de plantón todavía esperándote
y de ti ni los truenos.
MUCHACHO MAJADERO
Con premeditación y alevosía
desde hace quince inviernos
yo tengo unas emputadas ganas de joder
fabricadas a mi medida
y llevo los perfectos estatutos
de esta quincenal cara de aguacero
metidos como piedra
dentro de los zapatos.
que dejo caer sobre las paredes
de vuestros rostros absurdos.
Sobre la pintura flamante
de la angustia burocrática
de los funcionarios.
Sobre el uniforme descolorido
del pazguato de trabuco
que cuida vuestros parques.
una enfurruñada urticaria
sobre el pellejo de los días.
Dice el Orientador vocacional
que escribiendo esto que escribo
por fuerza he de reconciliarme
con mi adolescente buen chico,
ese que tiene mis misma cara
y no conozco,
el que lleva mi propio odio
y que no amo ni me ama.
Bueno. Ya se que son mentirillas
del Orientador vocacional.
Pero qué importa.
fabricadas a mi medida.
cualquiera de estos días.
Quizás algún sábado por la noche.
Cuando el viento,
o los establecidos preceptos,
o alguna camisa de fuerza
puedan recoser el sosiego
dentro de estas venas.
Con premeditación y alevosía,
yo tengo unas emputadas ganas de joder
fabricadas a mi medida.
MUJER SOLA
Mi marido no llega todavía del trabajo.
Sigue en su despacho atorado
entre las medias panti de su secretaria.
Estarán sobre el escritorio,
con las luces bajas.
Yo, aquí, sentada en la cocina.
Muebles,
platos,
cubiertos,
todo lo he dejado en orden. Como siempre.
Me pregunto para quien cocino.
Para quien limpio porquerías.
Preciso es que el cuarto jinete galope.
Mis enfermedades de señora,
mis maquilladas patas de gallo,
mis canas pintadas de rubio,
el diablo que llevo adentro,
se levantan,
apagan la luz.
En el dormitorio está lo que me espera.
Ya no cabe afirmar si ha hecho un día bueno
o si lo ha hecho malo.
Preciso es que el cuarto jinete galope.
Comentarios
Muy buen aporte